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Piedra
Bien, ¿quieres, que olvide los sonidos,
Para que nunca se formen en palabras
Y solamente recuerde las manos, que
Se enreden al igual que las cepas?
No saquemos la verdad en palabras –
Esa brotará en los gestos aturdidos…
¿Quieres, que me convierta en piedra,
En una guardián silente del lugar?
¡Oh, cuántas miradas cautivaré,
Y tantas palpaciones casuales!
No es necesario ante Dios
Doblar la rodilla siquiera.
De lejos al mundo tuyo vendrás,
Palparás casualmente la Piedra
Y tu mano sentirá sin querer
Mi corazón colmado de ritmos vivos.
Yalta, el 14 de julio de 2010
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